Valencia CF: Las tensiones en torno a la propiedad de Peter Lim mientras la Policía dispersa a los aficionados del Valencia tras las protestas contra Peter Lim tras la derrota ante Las Palmas

 

Mestalla, la emblemática casa del Valencia CF, es conocida por su atmósfera electrizante, especialmente cuando el equipo está pasando por momentos difíciles.

Esta tensión alcanzó su punto álgido el lunes por la noche tras una desalentadora derrota ante Las Palmas, que dejó al Valencia languideciendo en el último puesto de La Liga. Alrededor de 2.000 aficionados se reunieron para protestar contra el propietario del club, Peter Lim, lo que refleja una creciente frustración que lleva años latente.

Lim, un empresario afincado en Singapur, ha sido una figura polémica desde que adquirió el club en 2014. Su mandato se ha visto empañado por acusaciones de mala gestión, falta de inversión y un deterioro de la relación con la afición.

Mientras el Valencia se enfrenta a problemas financieros, incluida una deuda significativa y la necesidad de un nuevo estadio, la supuesta apertura de Lim a vender

el club ha hecho poco para calmar la disidencia. Sin embargo, su precio de venta ha disuadido a los posibles compradores, dejando al club en una posición precaria.

Antes del partido, los aficionados expresaron su enfado no sólo por la gestión de Lim, sino también por las recientes detenciones de aficionados que exhibieron pegatinas con la leyenda “Lim, vete a casa” en Singapur.

Después del partido, el ambiente se tornó hostil, con cánticos que llegaron a terreno peligroso, incluidos llamamientos a la violencia dirigidos a Lim y a la jerarquía del club. Las tensiones aumentaron cuando un grupo de unos 250 aficionados se enfrentó a la policía, lo que provocó enfrentamientos que dieron lugar a múltiples detenciones y casos de desobediencia civil.

Las protestas se intensificaron aún más, y los bomberos respondieron a un incendio provocado en un contenedor, un acto simbólico de desafío contra la dirección. Los disturbios en Mestalla subrayan el ambiente tóxico que rodea al club, donde los aficionados se sienten desilusionados por la gestión de Lim y la falta de progreso visible.

Como entidad de propiedad privada, el Valencia CF se enfrenta a un futuro incierto, especialmente si no se materializa una inversión significativa. Los apasionados seguidores del club se preguntan por el rumbo que debe tomar su amado equipo y anhelan un cambio en medio de frustraciones crecientes que no dan señales de disminuir.

A menos que intervenga un nuevo inversor, el ciclo de descontento en Mestalla puede continuar, eclipsando la rica historia de uno de los clubes de fútbol más legendarios de España.